Massa apuesta a la lluvia de zanahorias para bajar la inflación y Rubinstein le esconde el garrote

Opinión 11/09/2022 . Hora: 08:20
Massa apuesta a la lluvia de zanahorias para bajar la inflación y Rubinstein le esconde el garrote
Francisco Angulo
Por Francisco Angulo
Periodista.

En economía se suele dar el ejemplo de dos vías para “inducir” a los agentes a comportarse como queremos o es deseable: vía zanahorias o vía garrote. Más formalmente: vía incentivos o vía castigos. La Ciencia Económica estudia diferentes diseños para la primera opción. La segunda (el garrote) es un método “anti-económico”.

Pero el garrote tiene sus ventajas políticas. El político que la utiliza (vía sanciones, castigos, prohibiciones, regulaciones fuertes, multas, clausuras) parece que está “conciente” del problema. O, por lo menos, la sociedad percibe que por lo menos “algo está haciendo” ante el problema. Las zanahorias, en cambio, son más invisibles o rinden sus frutos en un mediano y largo plazo. Hay que tener más paciencia.

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Massa parece elegir las zanahorias. Desde que llegó al Ministerio de Economía lanzó múltiples señales en ese sentido. El hecho de que Gabriel Rubinstein sea su vice completa la faena. Digamos que Rubinstein va a hacer todos los esfuerzos por esconder el garrote si Massa quiere tentarse.

¿Qué son esas señales que envía Massa? La mayoría apuntan a normalizar ciertas variables. Variables que van a ser importantes para luchar contra la inflación: bajar el gasto público, reducir la base monetaria, otorgar una tasa de interés más jugosa, sincerar tarifas, depreciar más rápido el tipo de cambio oficial, etc.

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Más allá de las velocidades de esas correcciones, todas ellas parecen apuntar hacia un camino razonable. Piensa Massa sobre la inflación: se la combate a través de otras varables, no “ensuciando” los precios para lograr una victoria temporal. Esas variables son la estabilidad fiscal y monetaria, y la consolidación de las reservas, entre otras.

El dilema es si esta estrategia tendrá la suficiente paciencia política y social. Algo podría decir Rubinstein: con el garrote tampoco nos fue bien.

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Para este año, las consultoras, bancos y universidades relevadas en el REM esperan una inflación de entre el 95 y el 100%. Tampoco ven una baja muy fuerte de cara al 2023: pronostican una inflación del 84%. Si este escenario se ratifica, habrá muchas presiones a sacar el garrote. Y no queda claro que Rubinstein tenga tanto poder como para custodiarlo en su oficina.

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