En el PRO se desató un fuerte debate sobre las posibles candidaturas de cara a la Gobernación en el 2023.
Hay varias figuras lanzadas para la contienda y, por lo bajo, varias espadas amarillas reconocen que el intendente de La Plata, Julio Garro, podría sintetizar las diferentes expresiones en pugna.
Un punto álgido se vivió hace exactamente un mes. Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta encabezaron dos actos en simultáneo donde dejaron ver sus diferencias con dardos cruzados.
Desde el larretismo hacen foco en la importancia de la “gestión” para gobernar en la Provincia de Buenos Aires, y fundamentalmente el Conurbano. Diego Santilli quiere erigirse como “garante” de buen gestor. Pero le juega en contra un pequeño detalle: su gestión fue en la Ciudad de Buenos Aires. Es un candidato importado del otro lado de la General Paz.
Por su parte, Patricia Bullrich hizo foco en “la fuerza del cambio”. Una mirada más “halcona” y menos tecnócrata. Indirectamente, refieren a que Santilli no tendría esa “fuerza” para impulsar el cambio.
En ese enfrentamiento entre “gestión vs. fuerza del cambio”, Garro parece cumplir ambos requisitos. El primer ítem es obvio: gobierna desde hace casi 8 años la Ciudad de La Plata, capital bonaerense y uno de los distritos decisivos a la hora de contar los votos.
Pero también en el segundo ítem Garro puede mostrar credenciales: no dudó en rivalizar en varias oportunidades con el gobierno bonaerense, inclusive con varias decisiones tomadas en el contexto de la pandemia. Fue una de las voces que más confrontó con el oficialismo bonaerense desde el 2020. De allí que mucho simpatizante amarillo lo perciba como una buena síntesis del lado “halcón” y “paloma”.
También le reconocen su amplitud partidaria e ideológica, que en la órbita municipal tuvo su eco en la conformación de un gabinete con gente proveniente del radicalismo y del peronismo. Una cintura política necesaria para gobernar una Provincia muy compleja.