Ezequiel y Lorena son de Berisso. Se conocen hace más de 20 años pero hace solo 4 que están juntos.
Quieren pisar fuerte pero el calor les juega una mala pasada. Deben readecuarse todo el tiempo.
“La pasta no la hacemos nosotros, la cocinamos, hacemos la salsa y la enviamos”, explica Ezequiel a LAPLATA1.com. Un amigo de La Plata, Facundo, les prové la mercadería.
Es muy curiosa la historia de estos dos emprendedores. Ezequiel conoció a su actual pareja en el trabajo. Ambos son auxiliares de Educación. Rapidamente hicieron buenas migas. A fines del 2001 se vieron por primera vez.
"Yo agarré mi primer trabajo en Educación y nos hicimos amigos. Yo formé mi familia, ella también, los dos nos casamos y todo quedaba ahí", recuerda. Pero las cosas salieron luego de una forma diferente. Ambos se separaron y desde hace cuatro y media son pareja. Conforman una familia ensamblada.
"Yo salgo a repartir. Antes teníamos un repartidor pero como la venta fluctua se hacía dificil sostenerlo. No nos estaba alcanzando el dinero", vuelve sobre los orígenes del proyecto.
"En pandemia estuvimos bastante parados y luego empezamos con los budines dulces. Las pastas nos rindió un poco más, pero ahora bajaron las ventas por el calor, entonces tenemos que buscar alternativas. Allí aparecen las empanadas como una buena opción", cuenta Ezequiel.
De todas formas asegura que en la pandemia no la pasaron tan mal: tenían ahorros y pudieron salir a flote. El hecho de tener un sueldo fijo también los ayudaba para tener un plafón de ingresos.
"Hay que adaptarse a los tiempos y seguir probando. Hay que acomodarse al gusto de la gente. Es evidente que no se van a comer una porción de sorrentinos con estofado cuando haya más de 30 grados", cierra Ezequiel, que piensa las 24 horas en cómo mejorar su proyecto desde Berisso.