Era alumna de la UNLP pero se dio cuenta de algo que hizo que se compre una bici y salga recorrer el mundo sola

Sociedad 09/11/2022 . Hora: 16:19
Romina Delgado
Por Romina Delgado
Periodista.

Antu, como le gusta que le digan de forma artística, es de Ayacucho, provincia de Buenos Aires, un pueblito cerca de Tandil, a 300 kilómetros de La Plata. Llegó a la ciudad el lunes por la mañana en tren y acompañada de una bici. Con ánimos de poder hacer unos pesos antes de volver a salir a recorrer el mundo estaba haciendo malabares en la esquina de 1 y 51. Ahí fue que la vi con una sonrisa radiante que se mantenía, aun cuando no recibía una moneda, y con un rostro de esos que con solo verlos te transmiten las mejores de las energías. Sentía que necesitaba saber más de ella y así sucedió. 

Me permití acércame y preguntarle si me quería contar un poco más de su vida. Aunque estuvo tímida al principio, no tardó mucho en aceptar que nos sentemos en un banquito de la plaza que está enfrente de la Facultad de Odontología y así comenzó una charla que parecía que se hacía entre dos amigas de toda la vida. Estudió cine en La Plata, vivió seis años en la ciudad. No terminó la carrera pero hizo hasta cuarto año. “Me apasiona un montón el cine pero en un momento mi cabeza estuvo a punto de explotar y ahí decidí empezar a viajar. Estuve mochileando, viajando a dedo varios años y dos años antes de la pandemia me compré una bici y actualmente estoy viajando sola con ella como mi compañía”.

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Muchos de los que suelen viajar solos, en algún momento hacen un click en la vida que los ayuda a terminar de decidirse. A ella le pasó a los 24 años, y al respecto comentó: “Colaboró la burocracia facultativa, mezclado con la rutina. En ese momento trabajaba, estudiaba. Sentía que no tenía tiempo para mí. Que no tenía algún momento para hacer cosas que yo quería. Reconozco que trabajar y estudiar era mi deseo pero no me sentía libre, sino que yo en vez de dominar el tiempo, el tiempo me terminaba dominando a mí”.

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Si bien no se siente cómoda en el mundo capitalista en que se vive, sabe que también debe hacerse de dinero para poder vivir: “Con este nuevo estilo de vida que he adoptado siento que por fin estoy valorando todo como quiero. Ahora estoy trabajando de malabares, hago artesanías, ando con mi cámara haciendo registros audiovisuales. Hago de todo, lo que pueda hacer que me guste para sobrevivir. Mi única ambición es viajar, conocer gente, historias, lugares. Esto es lo que más me interésa hoy y llevar lo que pueda subir a mi bici, que suele ser mi carpa, la bolsa de dormir, mis herramientas para trabajar, unas pocas prendas y listo”.

Entre su viaje como mochilera hubo un momento que tuvo que hacer un parate cuando se comunicó el aislamiento obligatorio por Covid-19: “Cuando me compré la bici andaba viajando con un compañero y la habíamos comprado en Chile, en Concepción. En ese momento recorrimos mucho ese país, hicimos la ruta del mar, todo por la costa del pacífico. Después volvimos para Argentina, y ahí nos agarró la pandemia viajando en bici. Estábamos justo en La Rioja en Chilecito. Ahí nos quedamos como un mes, hasta que nos pudimos ir y ahí cada uno siguió su camino. Yo me quede en Ayacucho como dos años y en septiembre de este año volví a salir de viaje sola. Fue increíble”.

CABA - DENGUE

“Estuve viajando dos meses sola, mi motor fue San Luis, en el encuentro de mujeres y disidencias. Tardé 17 días en llegar a San Luis, pasando por todo los pueblitos de Rauch, Azul, Olavarría, Pehuajó, Villegas, Bolívar, Realico La Pampa. Conocí Potreros de Los Funes, Trapiche, Merlo y todas las zonas de alrededor. En total pedalie casi 2.000 kilometros. San Luis al tener cierras era un poco más dificultoso que salir del llano de Buenos Aires-La Pampa pero estuvo muy divertido. Las subidas costaron pero las bajadas fueron super graciosas”, expresó en cuanto a los primeros lugares que le tocó visitar viajando sola.

El animarse a viajar con uno mismo ya es una puesta en valor importante, sobre perseguir los objetivos y que no gane el miedo. Pero siendo mujer la preocupación y el cuidado es más fuerte: “Siento que mi miedo más grande hoy es quedarme encerrada entre cuatro paredes bombardeada por todo lo que dice la tele. Me da más miedo eso que salir al mundo. Soy una fiel creyente de la energía, por eso si uno palpita buena energía y apunta a que van a pasar cosas buenas, suceden. Obviamente sé que las cosas malas si pasan, es real, y soy consciente de eso también, voy con mucho cuidado a todos los lugares que llego. Por ejemplo, nunca me quedé varada en la ruta de noche, siempre pedaleo de día, salgo a la mañana muy temprano y trato de llegar de día a los lugares”.

“Nunca me tocó vivir un momento de que pensé estar en peligro. Tengo una personalidad muy fuerte y si llegara el caso sé cómo defenderme. Esa es mi postura ante la vida cuando ando. Me ha pasado si, encontrarme con personas a las que les tuve que poner un límite. Es parte de esto, el viajar lleva muchos procesos internos, de pasar muchas cosas, de conocer variedad de personas. Trato de ser consciente de las cosas que me van sucediendo”.

En cuando a lo que piensan sus familiares y amigos, mencionó: “Mis padres ya no saben que decirme, tengo 30 años, por eso ya mucho no pueden hacer. Pero siempre estoy cerca de ellos. Ahora volví porque me surgieron unos trabajos en Ayacucho, pero quise pasar por La Plata a quedarme unos días en la casa de mis hermanas que viven acá, a la vez que también tengo muchas amistades que me quedaron en la ciudad. No solo de mi pueblo, sino muchos compañeros que me hice en la facu. Pero bueno en sí, todos me apoyan. La Plata es mi segunda casa”.

La cantante Laly Espósito había hecho en los últimos día una declaración sobre romper con el mensaje de que a los 30 años se tiene que estar casados y con hijos. Varios de la época se están abriendo a un nuevo modo de vida, muy diferente al de nuestros padres. Antu, por su parte, aclaró: “No tengo esa ambición de ahorrar para una casa. Tengo amigos que ya están en ese plan o también el de formar una familia. Pero deseo otras cosas en la vida. Respeto obviamente que cada uno tenga su deseo, pero el mío es ser simple, humilde y conocer. Abrir la cabeza a lo que es el mundo. Cuando me preguntan de si tengo miedo por como vivo o donde voy, siempre respondo que no lo voy a saber, ni sentir, si no me animo hacerlo. No quiero dejar que el miedo me paralice”.

Uno de los aspectos de la vida que le hizo abrir los ojos, fue el manejo del tiempo de las personas. Algo tan valioso y al que no le damos la importancia que se merece hasta que estamos al límite de perderlo: “Siempre me pregunto la forma en que usamos el tiempo. Como el sistema nos hace creer que el tiempo lo tenemos que ocupar siempre en trabajar y pocas veces nos podemos preguntar qué es lo que realmente queremos hacer. ¿Ahora qué quiero hacer? ¿A dónde quiero ir?, son preguntas que siempre me hago viajando y que la misma libertad que tengo me ayuda a respondérmelas. No me gusta pensar siempre en el dinero”.

Aunque había mencionado que no le gusta mucho planear a futuro ya tiene en mente como seguirá y que cosas desea conseguir a futuro: “Mi idea es volver a partir en Diciembre, me gustaría ir al sur y hacer temporada allá. Estoy pensando en buscarme un trabajo, trabajar 8-12 horas para alguien, poder irme con una buena plata de ahí para poder invertir en un pasaje para irme más lejos o en comprarme un drone. Si bien me gustaría mucho más adelante apostar a una casa rodante, cuando las rodillas o los hombros no me permitan pedalear más, disfruto mucho actualmente el formato de viajar en bici, más que nada porque sé que mi energía de ahora no la voy a volver a tener. Por lo pronto me gustaría ir a Bolivia, Perú, Brasil, Paraguay, Ecuador, y como sueño México”.

“La vida no termina a ninguna edad, ni en ningún trabajo. Se puede seguir, viviendo, disfrutando. Te lo menciono porque en el viaje me encontré con gente grande que se anima a salir del confort ya siendo mayores. Apuesto a que se animen, siempre hay alojamientos que buscan viajeros o viceversa. Siempre hay personas dispuestas a dar una mano, con ganas de compartir un rato. También es clave hacerse amiga de la soledad, de estar con uno mismo. No siempre hay que hacer o depender de alguien para disfrutar de las cosas. Es una amiga la soledad, no hay que tener miedo”, cerró. 

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