El viernes pasado mientras la Argentina jugaba en el Mundial de Qatar contra Países Bajos, un suboficial del Servicio Penitenciario descubrió un túnel por el que un grupo de presos querían escaparse durante el partido.
El suboficial escuchó ruidos repetitivos provenientes del pabellón I en la cárcel de Las Flores, en Santa Fe. Enseguida se dirigió hasta las celdas 115 y 117, allí confirmó su presunción y convocó a los oficiales y suboficiales del Grupo Operativo de Restablecimiento del Orden GORO que descubrieron un foso de grandes dimensiones con tres teléfonos celulares en el interior.
Separaron y desalojaron a los internos involucrados en la maniobra y fueron denunciados a la fiscalía en turno como presunto autores de los delitos de Destrucción de bienes del Estado y tenencia de elementos prohibidos (teléfonos celulares).
La llegada de los agentes del GORO de manera súbita, desarmó el trabajo articulado y ciclópeo de dos presos que trabajan en la rotura que había empezado desde hace muchísimo tiempo.
Cuando se revisó la celda 115 habitada por dos presos descubrieron un socavón practicado en el piso de dimensiones importantes: 1,50 metros de largo por 0,50 de ancho. Debajo hallaron tres teléfonos celulares y un orificio que comunicaba con la celda 116 habitada por otros dos internos, y que comunicaba con la siguiente: la 117, ésta última actualmente deshabitada.
Los cuatro internos habitantes de esas celdas fueron separados rápidamente del pabellón I de la Unidad II cárcel de Las Flores. Lo que siguió fue un detallado relevamiento que realizó el personal de oficiales y de suboficiales penitenciarios, que además de las roturas descubiertas, establecieron que esa punta del pabellón I automáticamente hubiera puesto a una cantidad de internos indeterminada muy cerca del paredón oeste que da a metros de la avenida Cafferata para una probable fuga masiva de presos, que quedó total y completamente abortada.