Llegar a la Antártida no es una decisión que se resuelve con la voluntad y la compra de pasajes. Se deben conseguir plazas en los aviones Hércules que viajan desde el aeropuerto de El Palomar hacia Río Gallegos y de allí hacia, si el clima lo permite, la Antártida. Con ese destino fueron cuatro bailarines del Ballet Folklórico Nacional, cuatro de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea.
Además, se hizo presente, de la mano de Live Show Producciones, la banda de música Folklorica oriunda de La Plata, Los Colorados. Se trata de los hermanos Francisco, Santiago y Federico del Castillo, además de sus amigos, Miguel Russo en Voz y Guitarra y Rodolfo Goeta en Violín.
Dicha puesta en escena de diferentes artistas tuvo el resultado de un escenario gélido invadido por la onda expansiva de la obra artística creada especialmente para la ocasión.
Esto fue posible gracias a la iniciativa desarrollada en conjunto entre los ministerios nacionales de Cultura y Defensa, a partir de la decisión de sus titulares, Tristán Bauer y Jorge Taiana, y a través de la iniciativa del equipo de la Secretaría de Gestión Cultural, a cargo de Federico Prieto, en asociación con el Comando Conjunto Antártico (CoCoAntar), presidido por el general de brigada Edgar Calandín y Live Show producciones, quienes fueron compartiendo cada día del viaje.
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El camino comenzó en El Palomar con la adrenalina de subir por primera vez a un avión de características muy diferentes a los de aerolíneas; en el Hércules se viaja enfrentados, es necesario usar aislantes de sonido porque el ruido puede aturdir y no aparecen tripulantes de cabina dando indicaciones para el viaje. El vuelo es una incertidumbre para primerizos.
La primera parada es en Río Gallegos. Allí, de acuerdo a la información del Servicio Meteorológico Nacional se sabe cuándo se continúa el trayecto. En esta oportunidad, el espectáculo que tenía fecha para el 31 de enero, debió esperar hasta el día siguiente. Las condiciones no estaban dadas. El 1 de febrero el día comenzó a las 3 de la mañana y, finalmente ese mediodía presentaron su coreografía en el hangar de Base Marambio.
Tanto en Río Gallegos, Santa Cruz, como en Base Marambio, Antártida, el hospedaje estuvo en manos de las Fuerzas Armadas quienes se encargaron de garantizar comida y cama. En ambas todo es colectivo, hay horario para cada comida, el menú es el mismo para todos, la comida casera y muy calórica, las habitaciones se comparten, eso sí: varones con varones y mujeres con mujeres.
La experiencia es única para quiénes lo viven, difícilmente comparable con otra viaje, y para los bailarines, con otra gira.
Allí confluyen quienes llegaron por una noche, quienes se quedan allí una temporada -biólogos, meteorólogos- integrantes de las Fuerzas Armadas que pasarán un año y algunos deberán enfrentar allí el invierno de 60 grados bajo cero y la casi completa falta de día.
La noche del primero de febrero fue especial, a pesar de que cayó un miércoles y no día de fiesta -que exclusivamente son los sábados- el Comodoro a cargo organizó un día especial. Comenzó con los bailarines mostrando su puesta musicalizada por Gustavo Santaolalla en el hangar, en el medio de esa meseta sobre la Base Marambio que se encuentra a 210 metros del novel del mar. Los artistas con el único vestuario apto para esas temperaturas, enfrentando el viento y la dificultad de un suelo pensado para aviones, emocionaron al público que rodeó el encuentro.
La noche, finalmente, se celebró con una peña, en la que se sumaron Los colorados, banda platense de folclore, y coronada por una gran picada y pizza. Eso sí: sin alcohol y con duración hasta la medianoche. Encuentro festivo, emocionante y cariñoso, en el que no faltaron los agradecimientos, los abrazos, la conmoción ante un episodio que probablemente no vuelva a repetirse.
Durante la temporada alta de la Antártida, que se extiende hasta marzo, se encuentran planificadas actividades artísticas que incluyen una obra de teatro seleccionada del catálogo del Instituto Nacional del Teatro en Base Esperanza para toda la familia; un espectáculo de danza interpretado por bailarines de los elencos estables del Ministerio de Cultura, pensado especialmente por los equipos de Ballet Folklórico Nacional y la Compañía de Danza Contemporánea; y la representación de “Islas de Fuego, oratorio sureño” de los hermanos Fernando y Gabriel Lerman, que relata la rebelión del Gaucho Rivero en las Islas Malvinas, con el protagónico de Juan Palomino. Este último será montado sobre la cubierta del rompehielos ARA Almirante Irizar.
Además, el próximo 9 de julio, en la celebración del Día de la Independencia Argentina, se presentarán intérpretes vocales y un ensamble musical para cantar el Himno Nacional. También como parte del ciclo Cultura es Soberanía y en conjunto con el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) se organizará un ciclo de cine invernal con dos películas mensuales que se proyectarán en todas las bases.
Fotografía: Kaloian - Ministerio de Cultura de la Nación
