El 3 de mayo es el Día de la Milanesa en nuestro país, una fecha que rinde homenaje a un plato no solamente típico en la Argentina.
Sus acompañamientos son varios, como las papas fritas, el puré o la ensalada, y puede estar hecha de pollo, soja, carne, berenjena, pescado y miles más.
La fecha elegida para la efeméride no tiene relación con su historia, ya que fue elegida al azar por sus fanáticos, quienes en el 2011 armaron una campaña en redes sociales para homenajear a su comida preferida.
En un grupo de Facebook, se realizó una votación donde el 3 de mayo quedó instalado como el Día Nacional de la Milanesa.
¿De dónde viene la milanesa?
Aunque hay muchas versiones distintas sobre el origen de este plato, una de ellas dice que la milanesa surgió en Milán, Italia, donde es conocida como Cotoletta.
Cuenta la leyenda que en el año 1134, cuando esa ciudad italiana era parte del Imperio Austro-Húngaro, un cocinero local le ofreció a la Corte austríaca este plato por primera vez.
El cocinero Pietro Sorba relató en uno de sus libros que en un menú de esa época aparece un plato llamado lombolos cum panitio. En latín, lumbus es la carne de lomo y panitio el pan. Fue con esa evidencia que el 17 de marzo de 2008, la municipalidad de Milán le otorgó a la milanesa el estatus de patrimonio oficial de la ciudad.
En la segunda mitad del siglo XIX, las sucesivas invasiones austríacas en el norte de Italia difundieron la receta de la milanesa en Viena. En ese país, se lo conoce como Wiener Schnitzel, y es uno de los más famosos de la cocina local.
Con los años, los inmigrantes de los países europeos llevaron el plato a sus varios destinos, entre ellos la Argentina, donde fue variando hasta llegar a la versión que conocemos hoy.
De todos modos, la creación de la milanesa napolitana es argentina. En la década del 50, era cocinada en una fonda frente al estadio Luna Park de Buenos Aires, cuyo dueño se llamaba José Nápoli.