Trabajaba más de 14 horas por día en La Plata y un viaje a Alpargatas cambió su vida con el apoyo de su hija: "No descansaba"

En el 2015 quisieron montar su propio puesto y terminaron vendiendo en el estacionamiento. Luego iniciaron otra historia en el Parque Saavedra y hoy lo hacen a través de las redes sociales. El papá de la familia, un auténtico gladiador del trabajo
Sociedad 15/11/2023 . Hora: 12:19
Trabajaba más de 14 horas por día en La Plata y un viaje a Alpargatas cambió su vida con el apoyo de su hija: ”No descansaba”
Francisco Angulo
Por Francisco Angulo
Periodista.

Cintia tiene 29 años, es de La Plata y junto a su familia son verdaderos “bichos de feria”.

En diálogo con LAPLATA1.com, cuenta la linda historia de superación y trabajo incesante de su viejo, que combina su oficio de albañil con su gusto por la panadería.

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“En el 2015 pasamos a visitar la feria que estaba camino a Alpargatas. Era una feria chiquita, fuimos a mirar y vimos que vendían comidas”, recuerda.

La mamá de Cintia entendió que era una buena posibilidad para obtener un puesto y ponerse a vender. No les sobraba mucho desde lo económico.

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Pero no todo sería tan sencillo de arranque: “Fuimos con los pastelitos y no nos dejaron poner ningún puestos los mismos vendedores. Se llenaba de gente el lugar, entonces nos pusimos una mesita en el estacionamiento, y ahí empezamos a vender”.

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Finalmente, dos puesteros, notando la incomodidad de la familia de Cintia, les hicieron un “lugarcito” y ya pudieron empezar a vender de manera más “formal”.

En ese momento, una amiga de Cintia le contó que en Parque Saavedra también funcionaba una feria. Le sugería que vayan a ese lugar para evitar todo el viaje hacia Alpargatas. Pero Cintia y su familia tomaron las dos propuestas: sus papás siguieron yendo a Alpargatas y ella se mudó al Parque Saavedra.

Luego de un tiempo, los padres de Cintia se vinieron a vender a La Plata. En el mencionado parque de 13 y 66. En el verano largaron licuados, luego volvieron a la pastelería, y la mamá de Cintia, en el invierno, incursionó en guisos y estofados. Una familia muy flexible.

Si bien todos colaboran, el as de la gastronomía es el papá de Cintia. Tiene una interesante historia de lucha y amor por su familia.

Toda su vida fue albañil. Lo sigue siendo. Y por la tarde noche trabajaba como panadero. Casi no dormía. Salía de un trabajo e iba al otro. Del cemento al pan. Podía trabajar más de 14 horas cómodamente. Hoy tiene 48 años y recientemente se operó. No puede hacer demasiados esfuerzos ni levantar mucho peso. Su espíritu de entrega al trabajo y su familia hoy le pasan factura.

Sin embargo, está muy lejos de cruzar los brazos. Su hija lo motivó y hoy vende pastelitos y bolas de fraile a través de las redes sociales. Y, por la mañana, sigue trabajando como albañil aunque “haciendo presencia” con menos esfuerzo.

“La prótesis no aguanta tanto peso. Hace tareas pasivas. Viene y se pone a amasar. Él siempre buscó lo mejor para nosotros. Empezamos viviendo en una casilla que se caía a pedazos, y por suerte pudimos crecer y progresar”, completa Cintia.

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