En la mayoría de los estudios y encuestas de opinión pública de los últimos dos meses había un denominador común: Javier Milei caía en su imagen positiva después de un largo periodo de estabilidad.
No era una caída dramática pero podía augurar un cambio de tendencia. En concreto, la imagen del Presidente parece partida en dos: un 46% positiva y también un 46% negativa, con muy pocos indecisos.
El panorama económico es confuso. Todo está por verse. El Gobierno sigue confiado en el proceso de desinflación pero simultáneamente se demora la recuperación económica.
Datos sectoriales y parciales de julio parecen ser positivos: patentamiento de autos, importaciones de Brasil, despacho de cemento y faena vacuna al alza en la comparación mensual. Casilleros verdes.
Otras dos noticias, sin embargo, pueden arrastrar al Gobierno en un "veranito". La primera está relacionada con la elección en Venezuela. El contrapunto de Milei con Nicolás Maduro solo es ganancia para el argentino, que fácilmente puede hacer gala de estar en el "lado correcto" de la grieta. El peronismo se tomó varios días para sentar postura. Un daño innecesario.
Naturalmente, la denuncia de Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández es el segundo hecho inesperado para el Gobierno. El efecto contraste le permite ahora a Milei disponer de un mayor margen de error. Habrá que ver también cómo procesa el peronismo este nuevo escenario. Y, más importante, cómo lo procesa la opinión pública.
En una entrevista con Ernesto Tenembaum, Jorge Fontevecchia comparó este momento con la revelación de los bolsos de José López en el convento.
No hace falta ser muy agudo para aventurar que tres años después, en agosto del 2019, solo una fracción muy marginal del electorado votó recordando ese hecho. La historia, ahora, se está escribiendo.