

Sabrina tiene 28 años, nació en Formosa Capital pero hace 18 meses aterrizó en La Plata.
En diálogo con LAPLATA1.com, cuenta su particular recorrido y sus dos pasiones: la pastelería y la Obstetricia.
“Empecé vendiendo cosas de pastelería en el año 2016 mientras estudiaba gastronomía. Me recibí de chef al año siguiente, en el 2017. Todo empezó como un hobbie, pero se convirtió en un estilo de vida”, recuerda.
Y reflexiona: “Arranqué muy de abajo, con poquitos pedidos en el mes pero al poco tiempo de iniciar me quedó chica la heladera familiar que teníamos en casa de mis papás. Mi batidora de mano ya no resistía tantos batidos y fue ahí cuando mis papás me regalaron mi primer batidora planetaria y mi heladera exhibidora para que pueda trabajar más cómodamente”.
Pero mientras crecía con su proyecto también quería cumplir otro sueño: estudiar una carrera universitaria. La Plata apareció entonces en el radar.
“En el 2023 pude venir a La Plata y a los pocos meses de inscribirme en la UNLP para la Licenciatura en Obstetricia empecé a hacer mi publicidad de pastelería en los grupos de compra y venta de Facebook y WhatsApp, para que de esa manera me conocieran y realicen pedidos”, señala. De alguna forma tuvo que comenzar de cero, en otra provincia. Un gran desafío.
“Con todo lo que voy recaudando de mis trabajos costeo mis gastos del día a día pero mis papás desde Formosa me siguen ayudando. Sin ellos nada de lo que tengo sería posible”, aclara Sabrina.
“La pastelería, sin dudas, es una de las cosas más lindas que tengo en la vida. Mis inicios no fueron fáciles, pero a 8 años de haber comenzado todo, miro para atrás y no tengo dudas de que fue la mejor decisión que pude tomar”, explica.
¿Por qué eligió La Plata? Sabrina señala que la Licenciatura en Obstetricia no está en muchas provincias de Argentina. “Fue un cambio brusco en mi vida, ya que me tocó adaptarme a una nueva provincia de la cual conocía poco y nada”, sostiene.
“Transitar las calles de acá no es tarea sencilla ya que las personas viven a mil por hora. Uno aprende a la fuerza a andar a las corridas. Me perdí y me sigo perdiendo cuando agarro una diagonal, pero por suerte existe Google Maps y con eso puedo moverme sin problemas”, cuenta entre risas.
Hace un año, sin embargo, vivió un triste momento: le robaron el celular en el micro. Se lo sacaron de la mochila cuando iba justamente a la Facultad.
“Fue un momento que me generó mucha bronca e impotencia porque el celular es mi herramienta de trabajo, con el cual realizo las publicidades de la pastelería en los grupos, tengo las listas de precios, las fotos de mis productos, así que estuve prácticamente incomunicada dos semanas hasta que mis papás me compraron otro celular”, recuerda.
A Formosa vuelve cada vez que puede. Cuando la carrera le da un respiro. De hecho se pegó una reciente escapada en julio por las vacaciones de invierno: “La realidad es que uno cuando está en su provincia quiere ir a otra, pero cuando se va quiere volver a sus raíces”.
Desde hace algunos meses no está sola en La Plata. Su hermana terminó la secundaria y armó las valijas para acompañarla en la Ciudad de las Diagonales.
“Entre las dos nos hacemos compañía y todo es más llevadero. Una limpia, la otra cocina y así nos dividimos tareas. Casi siempre la que cocina soy yo porque ella odia la cocina”, bromea Sabrina.
La joven extraña a su familia, a su novio, a sus amigos, a sus primeros clientes. Todos quedaron en Formosa. Pero no quiere abandonar su sueño en La Plata: “Vine a recibirme y trabajar. Eso es lo que me mantiene firme”.