Víctor Hugo tiene 72 años y es el último lustrador de zapatos de La Plata. Todo aquel vecino que pasa por el centro con regularidad lo conoce de vista y, si tiene suerte, hasta habrá charlado con él.
El hombre nació en Tucumán pero ya se reconoce como platense. Llegó en el 1992 y se amoldó a la ciudad como no se puede hacer de otra manera: con el trayecto por las grandes arterias y a través de las amistades. Esa tarde estaba parado bajo la sombra en calle 7 entre 49 y 50, con un piluso de Estudiantes.
El lustrado de zapatos es uno de los oficios clásicos y Víctor lo aprendió en la pequeña ciudad de Lules, donde también nació "Palito" Ortega, cuando tenía siete años. Vivía en una casa humilde con sus tres hermanos. "Me largué a la calle y me gustó", dijo con brillo en los ojos a LAPLATA1.com.
El joven "Palito", como le dicen quienes lo conocen en La Plata, trabajó de lustrador de zapatos en Tucumán hasta los once años. Siguió el camino de la vida en el norte, mientras trataba de buscar un nuevo rumbo. La respuesta la tuvo a los 28 años y fue buscar suerte en la ciudad de las diagonales.
En pleno centro el ruido de los micros, que frenan y arrancan a cada instante, acapara el ambiente. Víctor Hugo sigue bajo la sombra y los vecinos lo saludan. "Me gusta conversar con la gente, me gusta ver a la gente pasar", contó a este medio con la vista en dirección a la calle. También se la rebusca en la Legislatura bonaerense: "Hay mucho movimiento".
A más de 32 años de haber llegado a esa calle, dijo: "El secreto para trabajar es energía y ganas. Yo en cada zapato dejo todo, me gusta el trabajo bien hecho para que el cliente quede conforme y yo también". También reconoce que es el último lustrador de La Plata: "Estaría hasta los noventa años".