

Diego Ezquerra formó parte del plantel profesional de Estudiantes de La Plata a fines de los 90. Era arquero suplente cuando la portería estaba claramente dominada por Diego Bossio.

LAPLATA1.com dialogó con Diego, que actualmente vive en Haedo y se destaca como profesor de tenis y lidera grupos de entrenamiento.
“Tengo los mejores recuerdos de Estudiantes. Es un club donde te enseñan a vivir. Yo me fui de San Nicolás a los 16 años a vivir a la pensión del club, y todo lo que me pasó fue muy bueno”, recuerda Diego.
“Siempre dije que estoy agradecido de haber ido a Estudiantes y no a otro club. La gente del club es excelente y ni hablar de los compañeros que me tocaron”, agrega.
En aquel plantel estaban Agustín Alayes, Juan Manuel Azconzábal, Ariel Zapata, Luciano Galetti y Ernesto Farías.
“Me formaron como persona y jugador. Te enseñaban mucho los más grandes. Siempre podías preguntar y ellos te respondían con su experiencia”, explica.
Su llegada a Estudiantes estuvo vinculada a Rubén Pagnannini, campeón mundial en 1978, que también es de San Nicolás y vio las condiciones de Diego como arquero. Le ofreció la oportunidad de llegar al pincha y él no dudó.
Su debut llegó el 21 de enero de 1999. Fue en un triunfo de Estudiantes en la Copa Provincia de Buenos Aires ante Lanús por 1 a 0.
“Ese partido con Lanús lo viví súper tranquilo. Recuerdo que estaba en la concentración y pensé que me iba a costar dormir por los nervios, pero la verdad que nada de eso me pasó. Estaba súper confiado”, recuerda.
Las lesiones le jugaron a Diego una muy mala pasada. Fue una mochila con la que cargó en toda su carrera: “Menisco primero, ligamento cruzado después, y un par más. Lamentablemente después no pude seguir en el club y me tocó ir a otros clubes del ascenso a seguir haciendo lo que me gustaba”.
“Después de Estudiante me fui a jugar el Nacional B a General Paz Junior. Después me llamó Patricio Hernández para llevarme al Saprissa de Costa Rica. Fue una hermosa experiencia en un club brillante. Volví y empecé a atajar en Deportivo Morón y luego Platense, donde ascendimos a la B nacional. Al año siguiente perdemos el ascenso a Primera con Tigre y a los dos años volví a Morón para ya empezar a despedirme del fútbol como jugador”, repasa sobre su derrotero como profesional.
“Cuando decidí dejar de jugar a los 2 meses me llama Blas Giunta para ver si quería formar parte del cuerpo técnico de él como ayudante y entrenador de arqueros, y ahí trabajamos 6 años juntos”, cuenta Diego. Fue en Morón.
Todavía Diego recuerda a sus compañeros de pensión: Gonzalo Pavone, el Tucu Krupoviesa, Sebastián Vultaggio, el tecla Farías y el chavo Desábato, entre otros. Con algunos de ellos, incluso, todavía mantiene un grupo de WhatsApp. El contacto no se perdió.
“Ahora estoy trabajando con grupos de entrenamientos y soy profe de Tenis, pero me gusta ir a la cancha a ver a Estudiantes”, completa Diego. El afecto por el pincha perdura.