
Ilhan Matangi Jihad tiene 26 años y es muchas cosas: artista visual, intérprete médico, correctore de traducciones y bordadore de pines. Vive en La Plata y se define como trans no binarie y musulmane.
Su emprendimiento nació en 2017, como una forma de identificarse en un contexto donde no se sentía representade. "Estaba haciendo activismo con una orga feminista, y tenía mucho de esto de 'la mujer', y yo empecé a sentir la disforia... entonces descubrí el término 'no binario'". A partir de ahí, comenzó a bordar piezas con materiales reciclados e hilos de coser. "Es una técnica parsimoniosa, que como persona musulmana me llama mucho a trabajar la paciencia".
Los pines no solo reflejan identidades de género diversas, sino también creencias religiosas. "Hago pines con motivos del orgullo y también motivos religiosos. El diálogo interreligioso me interpela mucho. Estoy cursando estudios coránicos y aprendiendo árabe para, algún día, poder hacer una versión con lenguaje inclusivo y feminista del Corán, enfocada en la comunidad queer".
El bordado aparece como refugio, como terapia y también como herramienta de supervivencia. "Me ayuda a regularme. Como soy autista, la repetición y el uso de las manos me dan calma". El diagnóstico le llegó en 2022, ya de adulte. Ilhan explica que haber sido diagnosticade en la adultez le permitió comprender muchas vivencias pasadas desde otra perspectiva: "Siempre supe que mi forma de percibir el mundo era distinta, pero no tenía las herramientas para nombrarlo. Saber que soy autista me dio claridad, y también una forma de validar mis necesidades sin sentir culpa".
Aunque su arte florece de modo autogestivo, Ilhan también atraviesa una situación económica compleja: "Tengo otros dos trabajos, pero no son seguros’’. Cuenta que bordar le ayuda a ‘’salir del pozo".
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Emprender con identidad visible no es fácil. "Cuando publico en grupos, a veces me fetichizan o se me ríen. Me han dicho cosas horribles, como 'te conviene chupar pija'. Yo ya pasé por el trabajo sexual, no quiero volver a eso".
Pese a todo, Ilhan elige crear. "Mis pines son una forma de seguir siendo fiel a mis ideales y mantenerme ocupade. Son pequeños actos de resistencia que me conectan con otres y conmigo misme".