Apostar al dólar: Un pésimo negocio hasta 2019

Opinión 10/12/2017 . Hora: 09:51
Apostar al dólar: Un pésimo negocio hasta 2019

"Dólar barato", "dólar planchado", "dólar regalado". Hay muchas maneras de llamar lo que técnicamente se conoce como atraso en el tipo de cambio. Desde hace varias semanas, el dólar se estancó entre los 17 y 18 pesos. Y en este 2017 que se termina, la divisa norteamericana subió muy por debajo de la inflación.

Quienes apostaron al dólar a principios de año, perdieron feo. Por supuesto que entre ahorrar en pesos y atesorar en dólares, sigue siendo conveniente ésta última opción, pero claramente aparecieron otras inversiones más tentadoras: Lebacs y en general toda compra de bienes durables que, como mínimo, acompañen el ritmo de la inflación. Stockearse en dólares no parece ser la mejor alternativa.

DENGUE PBA

¿Pero por qué el dólar no remonta y sigue "planchado"? El origen del mal es el déficit fiscal. A simple vista, no pareciera haber contacto entre ambos temas, pero la conexión es muy sencilla. Veamos la secuencia: el Estado gasta más de lo que recauda, genera déficit fiscal, tapa ese agujero con endeudamiento y esa lluvia de dólares que ingresa al país deprime el valor del dólar.

Imagine que todos los días haya una lluvia de paquetes de cigarrillos. ¿Qué pasaría con el precio de los cigarrillos? Bajaría. Lo mismo ocurre con el dólar. Hasta que haya déficit (y endeudamiento), el dólar no puede crecer mucho.

MOSQUITO MLP

En el 2018, este esquema de atraso del dólar va a continuar: las tasas de interés fijadas por el Banco Central seguirán altas, el endeudamiento no frenará y es un año no electoral, lo que quita inestabilidad política. Solo algún evento extraordinario mundial podría provocar movimientos fuertes en el dólar. Para el gobierno, esto es un dolor de cabeza. El dólar barato daña a las economías regionales, al turismo y a la industria exportadora. Es decir, a todos los sectores que se relacionan con el exterior.

En el corto plazo, el dólar barato da alegrías electorales porque contiene a la inflación y favorece a los trabajadores urbanos asalariados (que son la mayoría). Pero esa ilusión dura poco. En algún momento, la devaluación se hace inminente. Y en Argentina, suele ser dolorosa (2002, 2014, 2016).

TEST VIAJES

A nadie del equipo económico del gobierno le gusta este dólar. Algunos economistas dicen que debería costar entre 23 y 25 pesos. Pero para que eso ocurra, debería cortarse el endeudamiento y ajustar el gasto público, algo muy difícil por las presiones sindicales y de la oposición. El propio ministro de producción, Francisco Cabrera, lo admitió hace pocos días: "El dólar bajo llegó para quedarse por un tiempo".

Por lo pronto, el dólar crecerá el año que viene al ritmo de Luis Fonsi: despacito. Y nada hace indicar que en el 2019 la situación vaya a modificarse, salvo que en las elecciones presidenciales aparezca un cisne negro.

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