El crimen de Gabriel Barazzutti quebró la tranquilidad de la localidad riojana de Chilecito, donde el joven de 22 años vivía con su pareja y su bebé desde hace poco tiempo. El sábado 13 de enero pasado habían compartido un asado familiar y cerca de la medianoche salió para ir a comprar cigarrillos. Su cuerpo apareció tres días después en una zanja y por el crimen hay tres sospechosos. Uno de ellos, un femicida que tenía que estar preso.
Lo encontró una vecina al costado del camino que va a la turística estación 2 de la Mina La Mejicana. Estaba tapado con ramas y lo habían matado a golpes. Las hipótesis que manejan los investigadores oscilan entre un móvil económico hasta una discusión por un trago.
Según lo que se pudo reconstruir de las últimas horas de la víctima, todo empezó con la invitación a una fiesta. Al llegar, resultó ser un evento gay y la persona que lo había invitado no estaba. Incómodo, Barazzutti decidió volver a su casa, pero no lo hizo solo. Se subió al auto de Luis Alcaraz, tío de su amigo, y se sumaron otros dos conocidos: Jorge Bajinay y Ricardo "Peladillo" Ortiz, condenado hace casi 20 años por el femicidio de su novia, Roxana Bustos, a quien mató de un piedrazo.
La declaración de Bajinay, el único de los tres sospechosos que no se encuentra detenido, aportó detalles claves para la investigación. Según su relato durante el viaje de regreso, "Peladillo" le reclamó a Barazzutti por no haberle compartido un trago. Pero cuando la situación parecía estar bajo control, la víctima se bajó del auto a orinar y Ortiz aprovechó el momento para golpearlo. Primero fue con los puños. Después, con una piedra hasta matarlo. La autopsia reveló que tenía golpes en la cabeza, el cuello y el tórax.
Después del crimen, todo apunta a que trasladaron el cuerpo hasta el lugar en donde fue encontrado. Los indicios que refuerzan esa teoría son las huellas de un vehículo que se registraron en la zona y que Alcaraz habría llevado a lavar su auto un día después. Es por eso que la querella ya pidió que se hagan pruebas de luminol, para detectar restos de sangre, y un careo entre Bajinay y los otros dos acusados.
En medio de tanto dolor y a horas de despedir sus restos, la familia de la víctima volcó su tristeza y también su deseo de justicia en las redes. "Estábamos empezando a cumplir todo nuestros sueños juntos, y unos asesinos despiadados, Infelices, a los que la justicia suelta por "buen comportamiento" se cruzaron en el camino para cegarle la vida, para quitarle su derecho a vivir, para destrozarnos por completo, y hoy me pregunto como debo seguir, como voy a poder seguir sin él, él era el pilar de nuestra familia, como hacemos para vivir sin él, como hacemos para levantarnos y no verlo más", fue una de los posteos que le dedicó su mujer, Julieta.
Su padre, José Barazzutti, despidió a su hijo con una foto del cajón y con un mensaje a los hombres que lo mataron: "Los asesinos de mi hijo no tendrán descanso!".
