No hay nada más lindo que, después de un día agotador, "apoyar la cabeza en la almohada", como reza una sabia frase. Pero, ¿conviene usarla?
Hay de distintos tipos: altas, inteligentes, bajitas. Pero más allá de su variedad, el uso de la almohada es más bien una costumbre, es decir, es algo cultural.
Desde que somos pequeños nos han inculcado la idea de que "se necesita" para dormir y que sin ella la columna en general y las cervicales en particular sufrirán las consecuencias. Para aquellas personas que tienen una una columna vertebral flexible y sana, la almohada sería contraproducente. ¿Por qué? Esto se debe a que la columna se vuelve dependiente de ella.
La almohada sólo se torna necesaria cuando empieza a instaurarse una rigidez cervical con ciertos niveles de artrosis y con una antepulsión del cuello y cabeza hacia delante. Esto ocurre hoy en día debido al estrés que vivimos en nuestros tiempos y a nuestras actitudes posturales en el trabajo.
A diferencia de lo que pensamos, la almohada es fundamental cuando existe:
• Rigidez cervical
• Artrosis con antepulsión de las cervicales
• Dolores crónicos en esa área
Recordá que lo importante es que la almohada cumpla con su objetivo principal: disminuir la rigidez cervical y permitir un descanso completo




