
Empieza, para muchos, la época de exámenes: finales, parciales, trabajos en grupo. Se termina el año y nuestra cabeza ya no incorpora la información como lo hacía a principios de año.
Si querés concentrarte y te cuesta, tenés que saber que la ciencia confirma que existen horarios puntuales para estudiar, en los que procesarás mejor la información.
Según un estudio realizado en la Universidad de Nevada, la mejor franja para estudiar empieza a las 11 de la mañana y acaba las 9 y media de la noche. Es decir, los cambios hormonales desajustan el tiempo de vigilia de los adolescentes y los jóvenes. Si te acostumbraste a estudiar de noche, te contamos que no es una buena elección. Esta práctica debería ser una excepción: altera el reloj biológico y provoca la acumulación de sueño.
Además, si afrontamos la sesión de estudio con sueño atrasado y una alimentación deficiente, no rendiremo. Por eso, si nos sentimos cansados, conviene comer algo liviano antes de seguir.