Sabemos que el cepillo de dientes es una forma de mantener nuestra higiene bucal a diario, pero sucede también que a veces no lo conservamos como deberíamos.
Si no sabés cada cuánto debés cambiar tu cepillo y de qué forma podés mantenerlo alejado de virus o bacterias, seguí estos tips:
1. Cada cepillo es un mundo
Es necesario tener en cuenta el tamaño del mango y del cabezal en proporción a la boca del usuario que lo utilizará. Los más pequeños suelen alcanzar esquinas y rincones más profundos, logrando una mejor higiene. También se recomiendan aquellos con cerdas más suaves y flexibles para evitar lastimar las encías.
2. Todos tienen vida útil
Después de las 200 cepilladas o los tres meses, las cerdas comienzan a debilitarse y ya no limpian con la misma eficacia que lo hacían antes. En ese caso, es necesario cambiarlo. También es importante tener en cuenta que las bacterias que removemos de nuestras bocas se van asentando en el cepillo.
3. El cepillo también debe ser higienizado
Una de las técnicas más comunes para desinfectar es remojar el cepillo en agua hirviendo por lo menos dos minutos. Pasado ese tiempo, se debe enjuagar en agua fría para que las cerdas recuperen su estado inicial. También existen otros métodos de desinfección y limpieza, en los cuales se pueden utilizar bicarbonato de sodio, vinagre y hasta el propio enjuague bucal.
4. Probá con cepillos masticables
No son tan conocidos pero son comunes entre viajeros ya que no necesitan agua y suelen ser desechables. Al masticarlo, el cepillo libera dentífrico entre sus cerdas.
5. No lo mojes antes de usarlo
Es un error común pero el cepillo de dientes es como una escoba, si se moja no removerá la basura correctamente. Lo ideal es utilizar el cepillo en seco y sin agua, así limpiará mejor.