Quizás sin darnos cuenta, antes de ir a dormir, tenemos comportamientos o costumbres que nos afectan a la hora de conciliar el sueño.
En general, tiene que ver con lo que hacemos antes de acostarnos, lo que ingerimos, los hábitos que tenemos y cómo ha sido nuestro día. ¡Tomá nota!
1. Consumir alimentos de difícil asimilación o bebidas tóxicas: consumir bebidas estimulantes (café), tabaco, sustancias estupefacientes, azúcar o alimentos de difícil asimilación pueden ser causa en la disminución de la cantidad y la calidad del sueño, debido a la sobre-excitación que éstos causan en el organismo.
2. Tener un estilo de vida sedentario: esto puede repercutir negativamente en nuestras ganas de dormir. Probá con practicar un deporte o una actividad física o mental de mayor intensidad durante el día para que tu cuerpo tenga mayores motivos y necesidad para descansar.
3. Realizar actividades estresantes: antes de irnos a dormir, una discusión con algún familiar o amigo, ver programas de televisión o leer libros relacionados con el suspenso, acción intensa, horror, violencia… puede hacer que el organismo entre en estrés. Antes de ir a dormir, recomendamos apagar la tele, la computadora o el celular para ayudar a apagar tu actividad física, mental y emocional.
4. Tener malas condiciones ambientales: en muchos casos, crear un espacio donde descansar acaba retroalimentándose con el descanso mismo. De esta forma, influís a que tu inconsciente sepa que es hora del descanso.




