La maternidad me cambió la vida

Opinión 17/11/2019 . Hora: 09:00
La maternidad me cambió la vida

Por Flor Mascioli*

Desde que supe que mi cuerpo era capaz de dar vida, me cambió la cabeza. Aquel 8 de agosto de 2017 entendí para qué había venido yo a este mundo y sentí, por primera vez, que había llegado a la plenitud, y eso que recién estaba todo a punto de comenzar.

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De chica siempre quise ser mamá antes de los 30. Y a mis 29 entendí que estaba por dar el paso más importante de mi vida: traer una persona a este mundo, que como por un milagro del universo y del organismo, era capaz de gestarse dentro de mi cuerpo.

El cuerpo de la mujer está tan preparado biológica y emocionalmente para dar vida, que cuando sabemos que fruto del amor se gesta dentro nuestro una nueva persona, nos cambia la forma de pensar. Y a mí me pasó. La maternidad me cambió la vida.

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Durante varias largas charlas con personas que ya habían sido mamás, no entendía por qué, muchas veces, me decían que la vida que habían tenido antes de dar a luz no había sido la misma que la que comenzó a partir de convertirse en madres. Y una vez que me pasó a mi, entendí eso a la perfección. No sé qué era de mi vida antes de dar a luz, antes de convertirme en la persona más importante para alguien y tampoco entiendo qué sentido tenían mis días antes de ser mamá.

La maternidad cambia la forma de ver las cosas, el mundo, los tiempos, los ejes, las prioridades, las preocupaciones y las cosas que realmente importan. La maternidad completa, conmueve, aflora los sentimientos más nobles que pudimos haber sentido antes y nos hace poner en un lugar en el que jamás habíamos estado.

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Dejamos de ser nosotras mismas para ser las guías de otras personas que nos necesitan enteras, serenas, sinceras y plenas. Dejamos de pensar en las cosas insignificantes y le empezamos a dar sentido a todo aquello que realmente vale la pena: la vida que gestamos dentro de nuestro cuerpo y que ahora, crece a la par nuestra.

Y casi como por arte de magia, cuando damos a luz volvemos a nacer también nosotras. Entendemos para qué vinimos a este mundo y comprendemos qué tiene de especial que nos haya tocado nacer mujeres. Porque en nuestro cuerpo se forma otro cuerpo que nace desde lo más profundo de nuestro ser, que hereda desde nuestros ojos hasta nuestros genes, desde nuestros miedos hasta nuestros pareceres. Y ahí empieza la vida.

La maternidad me hizo comprender cuál es el amor que vale la pena, cuál es el amor que nos completa y cuánto de nosotros tenemos para dar, aún cuando creemos que no podemos más. Siempre podemos más.

Hay una vida que surgió de la nuestra y que depende de nuestra fuerza, de nuestros tiempos, de nuestro esfuerzo y de nuestro ser. De repente, nuestro ego se corre, se esfuma, se esconde y hasta llega a desaparecer. Dejamos de priorizar las cosas banales y fugaces para empezar a pensar y a contemplar con los ojos del alma a la persona que nos hace más fuertes, más vivos y a la que nos da más fortaleza que cualquier otro logro personal.

La maternidad prioriza, acomoda, ordena, penetra en lo más íntimo de nuestras fibras y nos regala una bendición universal que no se compara con ningún otro estado. Ser mamá me abrió las puertas de una realidad que no conocía y que me hizo dar fe de que lo más maravilloso del mundo no está afuera, sino, adentro nuestro. Y que cuando sale, cuando nace, cuando emerge, nos cambia la vida.

*Licenciada en Comunicación Social y Locutora Nacional de Radio y TV

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