Gracias a las investigaciones, se sabe que el coronavirus puede dejar secuelas en el organismo de forma temporal o permanente, y una de ellas es la anosmia, es decir, la pérdida del olfato y el gusto.
Esto se desprende de un estudio realizado por el equipo de los Archivos Europeos de Otorrinolaringología, donde se analizó a diversos pacientes que presentaron molestias de leves a moderadas al contraer COVID-19 en Europa.
Del total, el 88% manifestó tener anormalidades en el olfato y el 86% informó haber perdido el gusto. Además, al menos una cuarta parte de estos pacientes recuperaron su capacidad para saborear y oler como de costumbre, luego de dos semanas de que desaparecieran los otros síntomas.
Pero el resto de las personas enfermas informó que sus sentidos del olfato y el gusto no se había restablecido a pesar de haberse aliviado ya de la afección.
Por este motivo, los especialistas determinaron que la anosmia puede permanecer en los pacientes recuperados de COVID-19 varios meses, pero aún no se descubre si podría persistir durante más tiempo.




