Las tarifas de los servicios públicos están en el centro de la escena. El último viernes, Martín Guzmán volvió a hablar de este tema y pidió una autocrítica: entiende que los subsidios en las facturas de luz y gas son “pro-ricos”.
Su razonamiento es sencillo: si se disminuyen los subsidios en sectores que pueden afrontarlos, entonces se liberarán recursos para focalizar el gasto en quienes más lo necesitan. En ese discurso, Guzmán mencionó otros términos: “Consistencia macroeconómica”, “escasez de recursos”, “administrar el conflicto con respeto”.
Los economistas de Juntos por el Cambio celebraron estos conceptos y ponen a Guzmán como “el último guardián de la racionalidad”. Hasta Elisa Carrio salió a defenderlo la última semana. Por supuesto también hay una sobreexageración de la oposición: buscan extremar y tensar algunas diferencias que pueden existir dentro del seno económico del gobierno.
Pero volviendo a las tarifas, ¿qué va a pasar? Guzmán no retrocede: las tarifas van a segmentarse y seguramente correrá un segundo aumento en el próximo semestre para determinados usuarios. En eso ya está trabajando el ENRE. ¿Tiene razón Guzmán en qué los subsidios a las tarifas son “pro-ricos”?
Los datos de incidencia distributiva de los subsidios parecen darle la razón. El peso de los subsidios se hace más fuerte en los déciles más ricos de la sociedad. Sobre todo se manifiesta en el caso del gas donde las familias más pobres ni siquiera reciben ese subsidio ya que cuentan únicamente con garrafa.
El propio ex Viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, dijo en reiteradas oportunidades que se arrepiente de no haber presionado para que haya una suba de tarifas (reducción de subsidios) entre el 2013 y el 2015 cuando era funcionario. Inclusive el congelamiento de las tarifas fue uno de los temas que gatilló la salida de Roberto Lavagna en el 2005. Es decir, hay una tensión permanente entre tarifas, subsidios y política.
Para tener algunas nociones numéricas: a fines del 2015 los usuarios pagaban solo el 15% del costo de generación de la energía. Con los aumentos de Macri se llegó a un 64% a principios del 2019, momento en que el ex presidente decidió nuevamente congelarlas por motivos electorales. Actualmente, pagamos el 39% de lo que “realmente” cuesta la tarifa de luz.
Pero hay otro elemento que Guzmán tiene en la cabeza: un famoso paper de los economistas Daniel Heymann y Alfredo Canevese. Es de 1989 en pleno debate por la ineficiencia de los servicios públicos en el cierre del gobierno de Raúl Alfonsín.
El paper tiene una importante complejidad matemática, pero su conclusión es muy sencilla: subir las tarifas acelera la inflación en el corto plazo, pero la disminuye en el largo plazo (pues bajan los subsidios, el déficit fiscal y la emisión monetaria).
Heymman, autor de ese trabajo, actualmente es el asesor estrella de Martín Guzmán. En realidad es su mentor, su maestro. Se cononocieron en la Facultad de Ciencias Económicas de La Plata cuando Guzmán era su alumno. Y desde allí tejieron una gran relación profesional. El consejo de Heymann lo tiene grabado en su cabeza: congelar tarifas es muy nocivo para la economía. Quedará en el Ministro de Economía saber hasta qué punto puede cumplir con la recomendación de su padre económico.
