Por Juan Gossen
El presidente de la Nación anuncia un programa de recuperación responsable que incluye el avance en la presencialidad escolar. Debería ser una excelente noticia, pero sólo genera bronca a los que tenemos a nuestros hijos sin presencialidad desde marzo porque no compran estufas o no arreglan la red de gas.
En La Plata hay más de 50 escuelas en esta situación. Que quede claro: son responsables tanto oficialistas como opositores. Los que hoy forman parte de Juntos conducen consejos escolares que durante gran parte de la pandemia no hicieron obras ni refacciones. En rigor, en muchos casos la desidia y falta de inversión es de años.
Al indagar sobre el asunto, recibí algunas de estas explicaciones desde distintos organismos del estado provincial y municipal: “el Consejo Escolar subejecutó partidas y por eso echaron al tesorero”, “la Provincia no nos dio tiempo, habilitó la presencialidad de un día para el otro y no mandaron fondos”, “no podemos habilitar las clases por los requisitos del plan jurisdiccional para el retorno seguro a las clases presenciales”, “ya no hace tanto frío, el plan jurisdiccional debería ser más flexible y la realidad es que ni siquiera se cumple en muchas escuelas privadas”, “el Consejo Escolar repartió 100 estufas pero la Primaria 121 no figuraba en el listado”.
Es decir, se tiran la pelota unos a otros. Es una suerte de juego donde todos tienen algo de razón y de culpa. Así, en medio de una inmensa burocracia, alimentada por intereses políticos y electorales, miles de niñas, niños y adolescentes siguen sin pisar la escuela desde principios de año.
En la Primaria 121 de La Plata, donde concurre mi hijo, hay cuatro secciones que no pueden volver a la presencialidad porque hace falta que el Consejo compre 3 ESTUFAS. Hasta ofrecí comprar y donar uno de los artefactos. Aún estoy esperando la respuesta. Lamentablemente, la burocracia y sus trabas le ganan por goleada a la educación pública.
