Oficialismo y oposición se marean a la hora de encontrarle una solución a la inflación. Aparecen soluciones que ni siquiera son anti-inflacionarias. El error más común es confundir “precios altos” con “inflación”. Parecen dos sinónimos pero son cosas realmente diferentes.
El precio alto o bajo de un bien se determina por el comportamiento microeconómico de su mercado. La inflación es la pérdida de valor de la moneda y se refleja en todos los bienes y servicios.
Toda la lucha por evitar los “monopolios” o “concentración de los alimentos” no tiene nada que ver con la inflación. Si se eliminaran las posiciones monopólicas, supongamos, eso generaría una baja en el precio (un precio más bajo) pero el proceso de inflación seguiría. Va por otro carril. Por ejemplo, imaginemos una economía con una inflación del 50%. Si un bien en un mercado monópolico vale 100, al siguiente año saldrá 150. Si gracias a una intervención se logra que ese mercado sea competitivo, el valor podría bajar de 100 a 80 pesos. Pero al año siguiente saldrá 120 pesos (aplicandole la inflación del 50%). Es decir, no es que su valor quedará congelado. Irá creciendo pero desde un nivel más bajo.
Esto lleva a una conclusión: el rol de Roberto Feletti como Secretario de Comercio Interior no es inflacionario ni anti-inflacionario. No se trata de si es apto o no apto. Simplemente su función no está relacionada con la inflación.
Precios Cuidados puede servir como mecanismo informativo o de “referencia” a los usuarios, pero no reduce la inflación. La fiscalización de los costos que busca llevar a cabo Feletti puede hacer reducir los precios de esos bienes, pero tampoco equivale a bajar la inflación. Equivale, como se dijo, a bajar los precios, que no es lo mismo. Feletti puede trabajar en mercados puntuales, empresa por empresa, analizar costos, reducir los niveles de concentración. Todo eso puede ser loable (y para muchos economistas deseable) pero es un trabajo microeconómico. Para luchar contra la inflación están la política fiscal, monetaria y cambiaria. Herramientas macroeconómicas. Allí hay que mirar a Martín Guzmán y Miguel Pesce.
El problema es que cuando hay inflación, es muy dificil saber cuándo el aumento del precio se da por la desvalorización de la moneda (problema de inflación) o por un aumento real del valor de ese bien por alguna determinación o modificación de su mercado (problema de precio alto). Cuando Alberto Fernández habla de especuladores o codiciosos, posiblemente se esté refiriendo a este problema. Si la inflación es cero, cualquiera que suba el precio quedará “escrachado” y perderá consumidores. Pero cuando la inflación es del 50%, es más difícil discernir hasta qué punto los aumentos corresponden únicamente a la pérdida de valor de la moneda (inflación). Habría que hacer múltiples cuentas en el supermercado para identificar a los "vivos".
Pero así como en el oficialismo reina la confusión, algo similar pasa en sectores de la oposición. Por ejemplo cuando proponen reducir el IVA en los alimentos o eliminar impuestos. Eso, de nuevo, no es un elemento anti-inflacionario. A lo sumo puede reducir el precio. Eliminar impuestos reducirá el precio en ese periodo pero en los siguientes periodos volverá a aumentar al ritmo de la inflación (por supuesto con la ventaja de que ya quedó en un nivel más bajo).
Horacio Rodriguez Larreta también metió la pata y cayó en la trampa. En la campaña del 2021 habló de que “tenemos que ir contra los monopolios para que haya competencia”. Lo decía en el marco de cómo luchar contra la inflación. Otra vez confunde un precio alto con el proceso inflacionario. Algunos economistas del PRO lo “retaron” a Larreta por este fallo y a partir de allí no volvió a referirse al tema.
Pero como en toda regla, también hay una excepción. En la campaña del 2017, el frente Un Pais comandado por Sergio Massa se propuso bajar el precio de once productos de la Canasta Básica a partir de la eliminación del IVA y otros impuestos de la cadena. A esa campaña la denominaron “Bajemos los Precios”. Ahí sí aciertan: no bajan la inflación, sino esos precios puntuales.
Esperemos que en la campaña del 2023 las dos principales fuerzas puedan desatar estas confusiones . La inflación actual no admite más errores.
