Tomar siestas durante el día puede ayudar a mantener la salud del cerebro a medida que envejecemos, según un nuevo estudio. Sin embargo, investigaciones anteriores han demostrado que las siestas en exceso también pueden ser perjudiciales.
La práctica habitual de la siesta se relacionó con un mayor volumen cerebral total, lo que se asocia a un menor riesgo de demencia y otras enfermedades, según investigadores del University College de Londres (UCL) y la Universidad de la República de Uruguay.
En el estudio, publicado en la revista académica Sleep Health, los investigadores utilizaron una técnica llamada aleatorización mendeliana para analizar muestras de ADN y escáneres cerebrales de 35.080 personas de entre 40 y 69 años que participaron en el estudio y los compararon, entre los que dormían siesta y los que no.
"Al analizar los genes fijados en el momento del nacimiento, la aleatorización mendeliana evita factores de confusión que se producen a lo largo de la vida y que pueden influir en las asociaciones entre la siesta y los resultados de salud", afirma Valentina Paz, autora principal, en el comunicado.
Sin embargo, una técnica de este tipo solo puede mostrar una asociación entre la siesta y la salud cerebral, no causa y efecto. Además, los investigadores no tenían información sobre la duración de la siesta, que puede influir en si el sueño es útil o perjudicial.
Asimismo, Paz aseguró que hay hallazgos anteriores que sugieren "dormir una siesta corta (de 5 a 15 minutos) a primera hora de la tarde puede beneficiar a quienes lo necesitan".
Mientras tanto, investigaciones anteriores han demostrado que dormir la siesta con frecuencia o durante periodos prolongados a lo largo del día puede ser un signo de demencia precoz en los adultos mayores.
Los participantes en el estudio que habitualmente tomaban siestas durante el día tenían un 12% más de probabilidades de desarrollar hipertensión con el paso del tiempo y un 24% más de probabilidades de sufrir una apoplejía, en comparación con las personas que nunca dormían la siesta.
"Los trastornos del sueño están relacionados con un aumento del estrés y de las hormonas que regulan el peso, lo que puede conducir a la obesidad, la hipertensión y la diabetes de tipo 2, todos ellos factores de riesgo de enfermedades cardiacas", afirmó. "Creo que la siesta es una señal de advertencia de un trastorno del sueño subyacente en ciertos individuos".




