Cristian y Mónica son de Villa Elvira y hace dos semanas, en medio del feriado XXL, recibieron la peor noticia: a él lo echaban de la empresa de maquinaría agrícola donde recientemente lo habían contratado.
Fue un golpe durísimo y Cristian cuenta su historia en diálogo con LAPLATA1.com. Pero lejos de quedarse en lamentos, ya pusieron en marcha una nueva idea para salir adelante.
Durante 7 años Cristian fue chofer en la línea 275. Entre el 2012 y 2019. Justo antes de la pandemia lo despidieron. Otro golpe muy duro para la familia.
“Tengo dos nenes y uno de ellos tiene un problema que es el TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad). Eso nos llevó a hacer muchos trámites para que pueda estar medicado. Él tiene su mutual y cuenta con un tratamiento. Lo bueno es que lo cubre la obra social pero necesitamos dinero obviamente”, explica.
Y recuerda: “Con esa plata que me pagaron cuando me despidieron me puse una casita de comidas e iba subsistiendo, y a la madrugada me iba a vender cosas dulces a la cárcel, en 10 y 76. Con eso íbamos tirando”.
Luego trabajó en una empresa de fletes pero poco a poco Cristian empezó a darse cuenta que la crisis económica estaba deteriorando el nivel de actividad.
“Hace 3 años empecé a trabajar en una empresa de fletes, y ya a principios del 2024 empezó a decaer. Me llamaron de una empresa de Olmos. Duré un mes. Me echaron porque había poco trabajo. Como era de los más nuevos, me tocó caer en la parte de reducción de personal”, señala.
Ahora decidieron volver al rubro gastronómico. No tienen otra fuente de laburo: “Hacemos pizzas, pizzetas y tortas. Es un momento difícil. Somos de Villa Elvira y me han pedido hasta de Etcheverry. Nos tocó pasar muchos momentos duros y éste es de los más difíciles. Cada vez las cosas valen más y los sueldos rinden menos”.
“Con esto la vamos llevando. Lo hacemos por nuestros hijos. No podemos quedarnos quietos, tenemos que salir adelante. Somos una familia de trabajo. Yo laburo desde los 13 años y mi mujer también. Venimos de abajo”, agrega Cristian.
Y completa con esperanza: “Toda la gente me da aliento. Si me tengo que ir a repartir a Arturo Seguí, voy. No tengo problema. No le hago asco al trabajo”.
