
Cuando llega el invierno y las temperaturas bajan, aumentan los casos de gripe y resfriados, y por eso solemos asociar el frío con las enfermedades. Sin embargo, el verdadero motivo no es el clima en sí, sino otros factores que hacen que, en esta época del año, sea más fácil contagiarse.
En ese contexto, la pediatra Jimena Le Bellot explica cuál es la verdadera causa del aumento de contagios en invierno, y es justamente lo contrario a lo que solemos hacer. Mientras muchos creen que el frío es el culpable, en realidad el problema está en cómo nos protegemos de él.
La médica aclara que el frío en sí no es lo que nos enferma, sino cómo reaccionamos ante él. En invierno es muy común cerrar todo para mantener el calor: nos quedamos adentro, con las ventanas cerradas, tratando de estar lo más abrigados posible.
El problema es que, al hacerlo, evitamos que el aire circule. Si hay alguien enfermo o muchas personas compartiendo el mismo espacio, el riesgo de contagio aumenta. Lo que realmente nos enferma no es el frío, sino la falta de ventilación, que permite que virus y bacterias se acumulen en el ambiente.
Abrir las ventanas durante algunos minutos, varias veces al día, ayuda a renovar el aire y reducir la posibilidad de enfermarnos. Es un hábito simple, pero clave para cuidarnos en los meses más fríos.
En cuanto a la prevención de las enfermedades típicas del invierno, el especialista Ignacio Gutiérrez Magaldi , jefe de Internados en la Clínica Reina Fabiola de la Universidad Católica de Córdoba, señaló en una publicación de dicha universidad algunas recomendaciones clave:
No exponerse a cambios bruscos de temperatura
Ventilar los hogares (como se vio, es fundamental, ya que eso disminuye la posibilidad de proliferación de virus)
Toser en el pliegue del codo
Lavarse las manos con frecuencia (con agua y jabón cuando se está en casa o con soluciones de alcohol).