
Las inyecciones para perder peso, cada vez más populares en distintos países, podrían convertirse en un tratamiento de por vida. Así lo advierten expertos en obesidad y metabolismo, que aseguran que los efectos positivos de estos medicamentos dependen no solo del seguimiento médico, sino también de cambios sostenidos en el estilo de vida.
Estos fármacos actúan sobre el sistema que regula el apetito, ayudando a reducir los antojos y generando sensación de saciedad. Aunque su uso está aprobado bajo receta en varios países, los especialistas alertan sobre el riesgo de comprar versiones no reguladas en internet, sin control profesional ni garantías sanitarias.
En el Reino Unido, médicos y autoridades sanitarias analizan el impacto que podría tener en el sistema de salud el uso prolongado de estas inyecciones. La preocupación surge a partir de estudios recientes que muestran una tendencia clara: muchas personas que suspenden el tratamiento recuperan el peso en menos de un año.
“El planteo actual es administrarlas durante dos años, pero si se busca mantener los beneficios, lo más probable es que se trate de un tratamiento a largo plazo o incluso permanente”, explicó el Dr. Graham Easton durante una conferencia en el Festival de Ciencias de Cheltenham.
Easton comparó este enfoque con el de otras enfermedades crónicas, como la hipertensión o el colesterol alto, que requieren medicación continua. Además, subrayó que si el tratamiento no va acompañado de ejercicio regular y una alimentación saludable, es muy probable que los resultados no se sostengan: “Cuando se deja el medicamento, el ‘interruptor’ se apaga y el cuerpo vuelve a su patrón anterior”, advirtió.