Cada 1 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Leucemia Linfocítica Crónica (LLC), la forma más común de leucemia en adultos. Se estima que en Argentina representa entre el 25 y el 30% de los casos diagnosticados, especialmente después de los 50 años, con mayor incidencia en personas mayores de 70.
Es preciso mencionar que, la enfermedad se caracteriza por su curso lento y, en muchos casos, por la ausencia de síntomas en las etapas iniciales. Esto provoca que numerosos diagnósticos ocurran de manera casual, a partir de análisis de sangre de rutina.
Entre los signos que pueden aparecer con el tiempo se encuentran el agrandamiento de ganglios linfáticos, cansancio persistente, sudores nocturnos, pérdida involuntaria de peso, infecciones frecuentes y anemia.

Uno de los aspectos más complejos de comprender es la llamada “regla de los tres tercios”: un tercio de los pacientes requiere tratamiento inmediato tras el diagnóstico; otro tercio permanece en observación con controles periódicos; y el último tercio nunca necesitará tratamiento.
En este marco, en Argentina quienes conviven con LLC deben superar obstáculos adicionales: desde dificultades para conseguir turnos con especialistas hasta problemas para la autorización de estudios y tratamientos.
Si bien en los últimos años se aprobaron terapias innovadoras libres de quimioterapia, que en esquemas finitos de 1 a 2 años logran llevar la enfermedad a niveles indetectables, el acceso a estas opciones todavía suele implicar un desafío burocrático y económico.




