Esta semana los medios tuvimos que dar la triste noticia de que la elefanta del Zoo de La Plata, había muerto como consecuencia de padecer sus últimos 5 años una enfermedad (pododermatitis crónica) en sus patas traseras.
Pelusa habría caído luego de caminar, meter la cabeza y enredarse en el alambrado de su hábitat, especialmente preparado para que se recupere de sus problemas de salud y poder viajar a Brasil. Expertos que prefirieron dejar en reserva su nombre señalaron que "es un disparate poner alambres perimetrales a este tipo de animales, no es lo adecuado y ahora eso queda a las claras".
Los expertos señalan que "por lo general los elefantes no pueden tumbarse mucho tiempo porque eso no los beneficia por su enorme peso. Puede dañar sus órganos internos y la presión afectar su corazón y pulmones, a veces causando un paro respiratorio y cardíaco. La presión originada en caderas y parte posterior es muy fuerte, por eso duermen molestos en posiciones tumbadas. A veces si se sienten muy enfermos pasan más tiempo recostados y esto puede provocar muchas veces su muerte".
EL MITO DEL ALAMBRADO, LA SOGA Y EL ACCIDENTE
Tras la muerte de Pelusa, en la calles de la ciudad de La Plata, comenzó a tomar fuerza un mito que indicaría que la elefanta, tras enredarse en el alambrado, un grupo de personas -que podrían ser bomberos y trabajadores del Zoo- habrían tomado a Pelusa con sogas y hecho fuerza con una retroescavadora -o móvil similar- para sacarla pero también para que quede tumbada al haberse quebrado sus débiles patas, producto de su enfermedad...
¿Será la historia que nadie quiere contar o sólo un mito urbano?
El tiempo dira...