Por Francisco Angulo
Hay incertidumbre sobre lo que ocurrirá con los créditos UVA a partir de febrero. El 31 de enero vence el congelamiento de las cuotas.
Los créditos UVA surgieron en el 2016, pero crecieron con fuerza en el 2017 cuando parecía que la baja de la inflación llegaba para quedarse. Existen estos créditos porque existe la inflación. Sin inflación, no serían necesarios los créditos UVA.
La idea de este crédito es que se iba “ajustando” con el tiempo. Es decir, no se pagaban cuotas fijas, sino que esas cuotas se ajustaban por el UVA (una unidad que básicamente ajusta como la inflación).
La gran ventaja es que, al ser un crédito ajustable, permitía comenzar con cuotas “bajas”, de forma tal que una importante franja de la clase media podía acceder a su casa.
La aceleración de la inflación y el repliegue de los salarios conspiraron contra la eficacia del sistema y un susto genuino se apoderó de muchas familias que sacaron el crédito. El problema no estaba tanto en el c?edito en sí, sino en que el resto de la economía se vino abajo. Todo aumentó y los salarios quedaron atrás. El peso de la cuota mensual se hizo cada vez más cuesta arriba.
Desesperado por las elecciones presidenciales, Macri decidió congelar las cuotas (dejaron de ajustar por el UVA, es decir, por la inflación). Alberto Fernández fue extendiendo esta medida, pero ahora podría caducar.
En el Banco Central hay diversas posiciones. Algunos creen que el Estado no debe meterse: son contratos celebrados por dos privados (la familia y el banco). Otros, por lo bajo, aseguran que los créditos UVA no son un mal sistema y que en todo caso deberían sufrir algunos retoques para dar más protección a los deudores. Pero también hay un tercer sector que se opone al sistema y pretende que el Estado auxilie a las familias.
Pero si existen diferencias dentro del oficialismo respecto a los créditos UVA, mucho más absurda es la posición del macrismo con la Ley de Alquileres. Macri la alentó y la promovió en el 2018 y 2019 para dar “previsibilidad y tranquilidad” a quienes alquilan, según sus propias palabras.
Pero ahora un grupo numeroso de diputados de Juntos por el Cambio quiere derogarla y ya presentó un proyecto. Waldo Wolff, por ejemplo, había dicho que la ley era un “horror”. Una ley promovida inicialmente por Macri cuando los números de las encuestas lo pulverizaban.
La mayoría de los economistas vinculados al PRO (por no decir todos) se opusieron desde el comienzo a esta regulación del mercado inmobiliario. Ahora también impulsan su derogación. ¿Y Macri? Con tantas idas y vueltas, nunca se supo cuál era su verderdera postura. ¿Habrá cambiado por tercera vez?