Juntos por el Cambio parece decidido a simplificar su discurso de campaña y vuelve a los preceptos del 2015: “frenar el autoritarismo”, “defender la república”, “garantizar las libertades “, etc.
Otra vez dejan en segundo plano lo económico. No es que la economía florezca actualmente, sino que todavía Juntos por el Cambio no ha procesado completamente las causas de su fracaso entre el 2015-2019. El propio Macri, en su libro, tampoco arroja conclusiones tajantes que inviten a pensar cómo sería una próxima gestión de JxC.
Algunos dirigentes como Alfredo Cornejo o Patricia Bullrich proponen un cambio “radical” en la macroeconomía: reforma laboral, reducción de impuestos y un “shock” capitalista pro-inversión, como suele definirlo el mendocino. Pero son ideas generales. Otros ni siquiera se meten demasiado.
¿Macri fracasó porque fue muy gradualista o muy poco gradualista? Tampoco se sabe por dónde iría la relación con el sindicalismo, los industriales o los gobernadores.
Pero así como estos debates internos quedan sepultados para evitar rispideces, en el plano legislativo son indisimulables. Las heridas quedan expuestas. Quedó de manifiesto en los últimos días cuando Juntos por el Cambio votó de forma dividida un proyecto para reducir las tarifas en nuevas “zonas frías” del país. Luciano Laspina, una de las espadas económicas de JxC en Diputados, escribió una dura carta contra sus propios compañeros de bloque que votaron a favor: “Máximo Kirchner le regala a nuestros votantes lo que no es suyo y lo hace con la plata de los contribuyentes y con el voto del PRO”.
"Hay que hacer una profunda reflexión filosófica (de principios) y política (de conveniencia) respecto a nuestro rol en el firmamento de la política y nuestro futuro como alternativa de gobierno", señaló también Laspina.
Algo parecido ya había ocurrido con la Ley de Alquileres y la Ley de Góndolas, que también generaron “desinteligencias” y chispazos entre los propios diputados amarillos.
La grieta es evidente: un sector más “economicista” quiere dar la batalla cultural económica, aunque eso pueda ser piantavotos en el corto plazo. No quieren votar o apoyar más subsidios, más impuestos, más regulaciones, más controles o más congelamientos. Pretenden construir un nuevo “sentido común económico” más aperturista y liberal que permita construir consensos si vuelven a ser gobierno en el 2023.
Por supuesto, no todos los diputados y dirigentes coinciden con esta mirada. En el Congreso salta todo. Por lo pronto, en la campaña de JxC rige un silencio económico evidente. Como en el 2015.
