
Durante un tiempo se llegó a decir que aquellos que guardaban las papas en la heladera estaban errados, puesto que podía ser peligroso para su salud.

Esto se debía al pensamiento de que conduce a la formación de azúcares adicionales, que se convierten en acrilamida, una sustancia química que se cree que tiene el potencial de causar cáncer en humanos cuando las papas se fríen, asan, o cocinan al horno.
Sin embargo, ahora se han publicado nuevos consejos que sugieren que en realidad se pueden almacenar de manera segura a temperaturas más frías, ya que guardándolas en la heladera no conlleva más riesgos que guardarlas en un placard u otro mueble.
Esto podría hacer que los tubérculos duren más, algo útil para aquellas personas que viven solas y que una bolsa de papas les puede durar varias semanas.
No obstante, conviene no caer en la tentación de dar un paso más y congelar las papas crudas, ya que cuando se exponen a temperaturas bajo cero el agua que contienen se expande y forma cristales que rompen las estructuras de la pared celular. Esto significa que cuando se descongelen, probablemente estarán marrones, blandas y poco apetecibles.
Conviene recordar que el sitio ideal para guardarlas, al igual que otros vegetales como las cebollas, es en un lugar fresco y seco.
Hay que asegurarse de que el aire fluya mínimamente para evitar así la acumulación de humedad, que puede provocar que la verdura se ponga mala más rápidamente.