Comencé a llevar un libro ligero a las sesiones del Concejo Deliberante para leer en los tiempos muertos, y con tiempos muertos me refiero a cada vez que Francesco Arriaga pide la palabra. Pero no digo esto por las diferencias o coincidencias que pueda tener ideológicamente, sino por la nula trascendencia que tienen los temas que elige tratar.
Nobleza obliga, Arriaga no es un caso único, sino simplemente la hipérbole ridiculizada de una tendencia que se ve cada vez más en el recinto platense, que de esto último parece quedarle cada día menos.
En un sumario escueto, la última sesión hubo solo 67 puntos para tratar, entre los que vieron proyectos insólitos como manifestación de preocupación sobre el video viralizado de la maestra Laura Radetich, repudio "al Presidente por mentirle a la sociedad" (haciendo hincapié en que este es el textual del título) e incluso rechazo a los dichos del actor Dady Brieva. Pero aún peor, ni siquiera es la primera vez en el último año que se gasta tiempo y recursos en querer repudiar palabras de este simple personaje mediático.
Por otra parte, de las trece sesiones ordinarias de este año, hubo tan solo una en la que no se discutió el plan de vacunación y, como ese tema, hubo pila tras pila de discusiones del plano nacional que se dieron en el Concejo, del mismo modo que hubo tres sesiones en las que la cesión de tierras en El Rincón estuvo en el sumario y no se habló para nada.
Está claro que el oficialismo platense intenta correr el eje de discusión mientras hace caso omiso a la cantidad descomunal de pedidos de informes varios que ha realizado la oposición que, lejos de frenar el carro en las deliberaciones sin sentido, se suma en defensa férrea de los gobiernos nacional o provincial.
"Se convirtió en una charla de café", es una de las oraciones recurrentes que se oyen cuando todo se vuelve demasiado denso, sin embargo, esa afirmación casi siempre va acompañada de un gran "pero", que da pie a seguir la misma línea de la que se queja.
Una vieja frase dice que "el Concejo Deliberante es la caja de resonancia de las problemáticas sociales", pero el platense -quizá no exclusivamente, pero sí el que compete a esta nota- se transformó más en una campana de palo.
La frase de la "platita" de Gollán generó polémica, quizá por las formas, pero su intención es de las más honestas con las personas: hay que poner el foco de discusión en las cuestiones que políticamente están al alcance de la gestión. Así como un Estado Nacional no debe darle tanta importancia a acciones personales, un edil tiene que legislar sobre cuestiones que afecten a los vecinos (y que estén bajo su potestad cambiar), en vez de generar un espectáculo frívolo de los temas del momento.
Luego de unas elecciones con un nivel de participación preocupantemente bajo, quizá un buen primer paso es que los elegidos honren, no solo el sueldo público, sino también el voto de los ciudadanos.
