Las nueces son ricas en el ácido graso alfa-linolénico (ALA), un tipo de omega-3 que juega un papel fundamental en el desarrollo del cerebro, especialmente en las primeras etapas de la vida, por lo que comer nueces de forma regular podría beneficiar el desarrollo cognitivo de los adolescentes y contribuir a su maduración psicológica.
La adolescencia es una época de grandes cambios biológicos: se produce una transformación hormonal, que a su vez se encarga de estimular el crecimiento sináptico del lóbulo frontal.
Esta parte del cerebro es la que permite la maduración neuropsicológica, es decir, funciones emocionales y cognitivas más complejas. Las neuronas bien nutridas con este tipo de ácidos grasos podrán crecer y formar nuevas sinapsis más fuertes.
Mediante la realización de un estudio detectaron que “los adolescentes que comieron nueces durante al menos 100 días (no necesariamente de forma continua todos los días) aumentaron sus funciones de atención, y que aquellos que presentaban algunos síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) mejoraron notablemente su comportamiento (en clase prestaban más atención al profesor y eran menos hiperactivos)”.
Por otro lado, constataron un aumento de las capacidades relacionadas con lo que se conoce como la inteligencia fluida, que está menos influenciada por el aprendizaje; es inherente al estado biológico de la persona.
Para que los adolescentes se desarrollen correctamente a nivel cognitivo y psicológico es tan importante seguir una dieta saludable como mantener buenos hábitos en el tiempo y no abandonarlos.
Pero si consumen un puñado de nueces al día, o al menos tres veces a la semana, se verán muchas mejoras sustanciales en las capacidades cognitivas, y lo que ayudará a afrontar los retos que implican la etapa de la adolescencia y la entrada en la adultez.
Ya que la adolescencia es un período de gran desarrollo cerebral y de comportamientos complejos que requiere una cantidad importante de energía y nutrientes.