La cuarentena duele: Historias de abuelos platenses que no ven a sus nietos

Sociedad 09/06/2020 . Hora: 09:02
 La cuarentena duele: Historias de abuelos platenses que no ven a sus nietos

Por Flor Mascioli*

Desde hace 82 días, la vida que llevábamos antes ya no es como es la de ahora. La cuarentena nos cambió los hábitos, las rutinas, los tiempos, los apuros, las prioridades, nos acomodó los egos, lo que creíamos importante y tal vez, ya no lo es tanto.

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Hoy en día, hasta en muchos aspectos, nos ha cambiado la forma de pensar, de sentir, de concebir y de ver el mundo en el que vivimos y que será, de acá en adelante, muy distinto a lo que creíamos que era.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio nos obligó a pensar en cuidarnos a nosotros mismos y también a los que más queremos: a nuestra familia. Esa familia que no siempre vive con nosotros, en nuestra casa, pero que sí tenemos presente todos los días en nuestro corazón y en nuestra cabeza, claro: nuestros abuelos.

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El olor a comida recién hecha, la radio de fondo, el delantal, el piso recién encerado o el abrazo fraternal. El perfume con olor a abuela, la boina gris del abuelo y las pantuflas para deambular por toda la casa. Los caprichos consentidos, el brillo en los ojos cuando les hablamos, los mimos tan necesarios y solo sentarnos a compartir. La cuarentena nos distanció a los abuelos de los nietos y esa es la parte más difícil de este aislamiento.

LAPLATA1.com se contactó con abuelos y abuelas de distintas edades y con distintas experiencias para conocer cómo sobrellevan estos días alejados de sus hijos o sus nietos y encontramos muchísimas historias para contar.

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GLORIA A LAS VIDEOLLAMADAS

Hoy en día, la tecnología que antes nos separaba cuando nos teníamos cara a cara, nos une más que nunca. Afortunadamente existen los teléfonos inteligentes o smartphones que nos permiten que además de hacer llamados, podamos tener contacto mediante la imagen, a través de las videollamadas.

Diana es un ejemplo de eso. Es abuela de cuatro nietos y nos cuenta: "Mis tres hijos se preocupan y ocupan de que esté en contacto con ellos por videollamada. Igual, los extraño a horrores, muero por abrazarlos, besarlos. Mi nieta mayor siempre me pregunta cómo estoy... Muero de amor por ellos".

Mónica es otra de las abuelas que supo hacer un uso positivo de tanta tecnología que existe en la actualidad: "Yo me comunico con mis nietos y comprendo cada edad. Me emociona verlos y oírlos. Me emociona estar transcurriendo este momento histórico con el mensaje de cuidarnos responsablemente. Es un mensaje para la vida, que es lo primero", asegura ella.

VERSE A TRAVÉS DE UNA VENTANA

Pero sin dudas, hay algo que la tecnología no puede hacer. Y es darnos la posibilidad de tocar al otro con las manos, de sentir su olor, de acariciar su pelo o de dar ese abrazo tan ansiado.

Beatriz es abuela de tres nietas y nos cuenta que "hasta el 4 de mayo, solo las veía a sus nietas por videollamada. A dos de ellas solo las veía desde la ventana. Mi hija subía el auto a la vereda y así las podía ver. Pero a partir de ese día, que fue el día de mi cumpleaños, las hice pasar a casa y ahora todos los miércoles, cada vez que vienen, pasan. Extraño el estar con ellas sin problemas, sin pensar en que nos podemos contagiar".

Por su parte, Marga, explica cómo logró hacer que el hecho de no poder tocarse no sea tan duro. "Mis hijos me traen a mis nietos en el auto, tocan bocina y nos vemos a través del vidrio del auto y del living... también hacemos videollamadas y yo los he sorprendido disfrazada para alegrarlos un poco".

Algo similar hace Adriana, que le cuenta a LAPLATA1.com que tiene a sus nietos a 20 cuadras y que suele pasar a visitarlos pero de lejos: " los veo por la ventana y con barbijo... es triste no poder, jugar, tocarlos o besarlos".

El testimonio de la abuela Marta también es muy emotivo y a la vez, nos eriza la piel: "A mi nieta Camilita, que es la mayor, la vi una sola vez durante la cuarentena respetando todos los protocolos:  nos tomamos de las manos con la ventanilla del auto casi cerrada ,fue desgarrador nuestro encuentro, creo que nos quedamos sin lágrimas".

LOS ABUELOS QUE SÍ LOS VEN

Entre tanta amargura, algunos tienen suerte. Hay algunos abuelos que tienen el deber y la fortuna de tener que cuidar a sus nietos mientras sus hijos trabajan, más allá de la cuarentena. Gabriela es una de esas abuelas. Tiene un solo nieto y le contó a  LAPLATA1.com su historia emocionante: "Hace 15 días volví a verlo porque mi hija tuvo que empezar a trabajar. Está grabado el video de cuando golpeé la puerta de su casa y la mamá lo mandó a abrir la puerta. Se reía, lloraba y gritaba... ¡es mi abuela! Fue muy emocionante. Para verlo tomamos los recaudos necesarios: me cambio de ropa antes de entrar, lavandina, cambio de zapatos, alcohol en gel, etcétera".

Susana también cuenta con esa suerte: "en estos tres meses he visto a mi nieta en dos oportunidades: un día que ella se fue a dar la vacuna y pasó por casa. Y otra vez nosotros fuimos un ratito a la casa de ella. Pero ahora viene la parte más brava del virus así que por un tiempo no la voy a ver. Por suerte nos comunicamos por videollamadas, hasta jugamos a las escondidas o al veo-veo. Me llama ella directamente. Extraño muchísimo ir a buscarla al jardín todos los días o que se quede a dormir pero son cosas que uno sabe que no puede hacer. Extraño abrazarla, en estos tres meses ha crecido muchísimo y ha madurado un montón".

En cambio Mónica, otra de las abuelas que dialogó con este medio, nos dijo que está viviendo un momento difícil porque a su única nieta Lucía (hoy de 15 años) la iba a buscar con su marido al jardín e incluso lo seguían haciendo hasta hoy.  "Desde que comenzó la cuarentena, solo fuimos a verla tres veces desde la ventana. Pero por suerte hacemos muchas videollamadas y nos comunicamos por WhastApp", comenta.

TENER A LOS NIETOS LEJOS

Si hay algo más difícil que no poder ver a los nietos, debe ser que la distancia física lo impida. Tal es el caso de Adriana, que nos contó que tiene un nieto de 3 que vive en Capital Federal: "no lo puedo ver de ninguna manera y se extraña muchísimo. La última vez que lo vi fue el fin de semana antes de que comenzara la cuarentena. Hablamos por teléfono pero como es muy chiquito no hablamos mucho. Por ahí me dice "hola, hola abue", porque es muy chiquito. Extraño abrazarlo, darle un beso..."

"ME ESTOY PERDIENDO SU VIDA"

En algunos relatos la emoción está a flor de piel. La tristeza, la impotencia y la añoranza por volver al tiempo de antes. Mónica es otra de las abuelas que dialogó con LAPLATA1.com: "Mi nieta tiene dos años años. Cuando uno comparte con ella desde su nacimiento, vivís toda su evolución, su crecimiento, y llega un momento en el que te ve, te identifica, esos momentos de juegos, de que te vaya diciendo "abuela", una terminología nueva para uno. Estoy hace casi 3 meses solo viéndola por videollamada. Es chiquita y aún no puede demostrar lo que siente. Pero es desgarrador. No poder vivir la evolución de ella, solo por videos, es una parte de mi vida que me estoy perdiendo. Compartí mucho desde que nació y no es lo mismo la videollamada, no es la misma interacción. Siento que me estoy perdiendo parte de su vida, no poder abrazarla, acariciarla".

También, la cuarentena nos trae historias en las que los abuelos sienten que hay etapas de sus nietos que se van a perder para toda la vida. Alejandra nos dice: "hace 85 días que no lo veo , hacemos videollamadas, dibujos, ya aprendió a leer y escribir con sus papis y ya se le cayó su primer diente pero todo es virtual. Lo extraño muchísimo, me mata no verlo, abrazarlo, besarlo y todo lo que compartíamos, pero sólo pienso que no verlo es cuidarlo y así seguiremos, el amor que nos tenemos nos da fuerzas".

CUANDO LA VIDEOLLAMADA NO ALCANZA

Si bien los celulares nos permiten estar en contacto, esa sensación de vacío y de tristeza sigue existiendo. Ana nos cuenta que en la cuarentena no le es nada fácil: "Pasé, al principio, unos momentos más amistosos, pensando que esto se iba a suspender en corto tiempo. Extrañaba mucho a mis nietos al principio. Yo tengo una relación muy intensa con mis nietos: paseamos, los voy a buscar al colegio, vienen a casa, vamos a comer afuera, a los juegos... todas esas actividades se cortaron abruptamente de un día para el otro. Al principio era como gracioso, hacíamos videollamada constantemente. Pero a medida que va pasando el tiempo me empezaba a dar tristeza, los extrañaba, ellos también a mí y ya las videollamadas eran tristes, no me conformaban. Tengo momentos de depresión, soy una persona positiva pero no me alcanzaba. Me resulta muy triste todo esto, necesito verlos, abrazarlos y no siento una esperanza de cuándo voy a poder hacerlo y eso me hace sentir muy mal. Todas esas formas de comunicación no te contienen y se necesita el contacto, la risa, los juegos..."

Por su parte, Lilian, contó que su aislamiento fue a rajatablas: "desde que comenzó la cuarentena, no abrazamos ni besamos a nuestro nieto. Solo nos comunicamos por audio y por videollamada....en 3 días cumple 5 años.. Estamos muy tristes y él también: se lo dijo a su mamá".

CUANDO LO QUE FALTA ES ACARICIARLOS

A veces, mirar a los nietos a través de la pantalla de un celular o desde el vidrio de una ventana, no alcanza. No basta con tener que conformarse con esa distancia que nos impone el aislamiento que, hasta ahora, ya lleva casi tres meses.

Oscar nos cuenta que, afortunadamente, vive enfrente de la casa de sus nietos y los ve todos los días. Pero claro, "no tocarlos se extraña, la verdad", dice él. Lo mismo le pasa a Patricia que  nos cuenta que lo que más extraña es "no poder ser espontánea con mis nietos... las veces que los vi en la calle o en la puerta de sus casas lo que más nos costó fue no poder saludarnos  ni con besos, ni abrazos solo miradas. Pero es lo que nos toca vivir, hay que hacerlo sin dramatismo,  este tiempo requiere que exploremos nuevas formas de acercamiento; aunque "el afecto" siempre encuentra el camino para expresarse. Lo importante en mi caso es que ellos me tienen y yo también". Y Claudia, por su parte, abuela de cinco nietos, reconoce que " lo que más duele es no poder abrazarnos y hacerles mimos".

Sin dudas, la parte más difícil de este aislamiento debe ser el tiempo que corre, que avanza, que va con prisa y que no espera. Y en el medio quedarán historias que los abuelos tienen para contarles a sus nietos y que perdurarán en sus memorias pero a través de un celular, de un video, de una foto saludando desde una ventana.

Ese abrazo fraternal que tan bien nos hace, hace mucha falta. La cuarentena mantiene alejados a los nietos de sus abuelos pero solo físicamente.  Cada nieto es consciente de que esta distancia es y será solo temporal, un mal recuerdo o un buen recuerdo: un acto de amor. Porque mantenernos alejados de quienes más queremos y a quienes más extrañamos, solo podremos hacerlo cuando amamos con el alma. Y los abuelos son eso: las almas que permanecerán siempre en nuestro corazón para marcarnos el camino. Y hoy nos toca atravesar este camino separados, a la mayoría, pero juntando fuerzas, ganas y hasta algún que otro lagrimón que se nos atravesará por la mejilla cuando podamos reencontrarnos y darnos ese abrazo tan fuerte, potente y sincero que todos estamos esperando. ¡Fuerza abuelos, que falta poco!

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