Para los platenses que no tienen auto, la Navidad y Año Nuevo pueden significar un dolor de cabeza. Se complica enormemente la movilidad.
Emilio es remisero y, junto a su hija Mía, diagraman lo que será este 31 de diciembre a la noche. Su remisería cierra pero él seguirá trabajando de forma particular.
Mía tiene 14 años y una función muy importante: ha publicado el servicio que ofrece su papá y le armó la hoja de ruta con todos los pasajeros que debe llevar. Un trabajo en equipo.
“Lo que es noche y madrugada casi no hay remis ni taxi. Recién a las 14 del día siguiente empiezan a abrir algunos”, dice Emilio a LAPLATA1.com.
“Cumplo todas las normas de seguridad, no tomo nada. El 24, cuando laburé, me fui a las 23.40 de mi casa y mi nene más chiquito estaba llorando porque quería que brindara, pero yo ya tenía un compromiso con un pasajero”, recuerda.
Y explica: “Yo laburo en una remisería, pero el que vive del día a día tiene que laburar siempre. Voy con ventanilla abierta, alcohol en gel, barbijo. No tomo nada. La gran mayoría de los que salen a laburar quizás tienen un par de copas encima”.
Ellos son de San Carlos. Muchos viajes son en la zona, de gente conocida, pero también se prendieron muchos a partir de las redes sociales.
“El 24 hice bastantes viajes. Toda la gente llamaba o le escribía a mi hija; ella anotaba y yo hacia los viajes. Fue gente de barrio, conocidos y gente de afuera”, completa Emilio. Dos personas indispensables para este 31.